Blog dedicado al análisis del mundo del fútbol

miércoles, 17 de octubre de 2012

Bélgica, ahora es cuando


Esa sensación que debe sentir un cocinero novel a la hora de cocinar su primer plato en el restaurante en el que le acaban de contratar, esos nervios por hacerlo bien o mal, esas dudas repentinas en ti mismo y tus métodos, esa presión de saber que tienes una muy buena oportunidad ante ti, saber que además los ingredientes que te ofrece ese restaurante son de calidad, todo eso, es lo que ha debido sentir Marc Wilmots en estos últimos meses. Tienes las patatas, los huevos, el aceite y la cebolla, pero no tienes la certeza de como hacer una buena tortilla.

En junio de 2012, tras haber dirigido dos partidos como interino a causa de la marcha de Georges Leekens, Marc Wilmots se convirtió en el nuevo seleccionador de Bélgica para los próximos cuatro años. Precisamente ese es el periodo que Wilmots se ha marcado para darle al grupo la maduración colectiva y experiencia necesaria.
Wilmots tiene ante sí, y como incluso él mismo ha reconocido, una responsabilidad y un reto. El belga vive su primera experiencia como entrenador, fue segundo de Leekens y llegó al cuerpo técnico de Bélgica en 2008 de la mano de Dick Advocaat.
Es principalmente conocido por su etapa de futbolista, jugando cuatro mundiales con Bélgica y llegando a ser su capitán.

La complejididad de dirigir a los belgas aumenta cuando sabes que tienes entre manos a la denominada Generación Dorada a la que necesitas darle ese empujón que le plante en una fase final y Bélgica vuelva a tener un gran papel. No participa en alguna desde el año 2002 en el mundial de Corea y Japón. Se ha perdido las tres últimas Eurocopas y los dos últimos Mundiales.
La situación puede llegar a ser delicada, el bajón con sus posteriores críticas tras cada no-clasificación han desarrollado dramatismos en el país belga. Esto se acentuaba en estos últimos años (Mundial 2010 y Euro 2012) ya que volvía a haber esa ilusión de participación, asomaban la cabeza nuevos y talentosos jugadores, parecía que se confeccionaban buenas plantillas y las sensaciones eran buenas. Pero el premio nunca llegaba, no se conseguía dar con la tecla precisa para arrancar y la miel no pasaba más allá de los labios.
Cada año destacaba otra joven promesa belga (esto sigue ocurriendo a día de hoy) y era seleccionado; otra pieza más para un plantel que, repito, se ha ido haciendo más jugoso con el transcurso de los meses. Los más románticos del fútbol de la vieja Europa saben que en esa selección hay mucho potencial para hacer cosas buenas, sin embargo no se consiguen explicar como clasificación tras clasificación se diluía y no cuajaba.

La idea de Wilmots para Bélgica tiene una base de perfeccionismo y seriedad, quiere darle al equipo ese carácter compacto que se le ha echado en falta en los momentos decisivos, desea unidad táctica y motivacional. El seleccionador apela al sentimiento belga para reforzar la mentalidad del equipo, es un gran patriota.
No pretende darle automatismos tan rápidamente al equipo, quiere que ese sea el fin de acomodar por líneas a los jugadores clave según desarrollan su misión en sus respectivos clubes. Partidario y sabedor de que el sistema 4-3-3 es buena solución debido a las características del equipo, asociaciones y juego posicional teniendo la línea de tres cuartos como pilar fundamental, ahí es donde se mueven los mayores talentos de la plantilla. La experiencia de Marc (fue centrocampista) le servirá para formar diferentes variantes dentro de la zona diferencial de Bélgica en el campo.

“Yo he dejado mi impronta en este equipo. Sé adónde quiero ir y qué camino tomar para llegar hasta allí. Me baso en una determinada visión de juego, en una filosofía alimentada al hilo de mis experiencias y de mis convicciones. Quiero que impongamos nuestro juego, que no tengamos miedo, que no nos sintamos más pequeños que el rival. Quiero juego, movimiento, ocasiones. Pero ojo, eso no quiere decir que podamos pecar de ingenuos.” (Declaraciones de Marc Wilmots en FIFA.com)

Las virtudes de la selección belga son numerosas, posee juventud, talento, hambre y buen potencial en todas sus líneas. Su gran activo en la portería es Thibaut Courtois (20 años), el que se presume portero titular en los próximos años y uno de los futuros mejores porteros de Europa.
Atrás quedó en el tiempo cuando Daniel Van Buyten y Timmy Simons (aún convocados) eran los indiscutibles líderes de la zaga. Hoy Vincent Kompany (26 años) se erige como uno de los mejores defensas centrales del continente. Thomas Vermaelen (26 años), Jan Vertonghen (24 años), Toby Alderweireld (23 años) o Nicolas Lombaerts (26 años) complementan una defensa de lujo. Ninguno de ellos central en su origen, son todo laterales o mediocentros reconvertidos, de ahí que aún habiendo mejorado su faceta defensiva mantengan instinto creativo.

Frotarme las manos es lo que me produce el ver el centro del campo que posee Bélgica.
Que Steven Defour (24 años) haya pasado a un segundo plano dice mucho del talento que tiene por delante. Axel Witsel (23 años) ha cobrado mayor protagonismo en el panorama europeo, jugador más hecho, muy útil tácticamente, le da rigor y dinamismo al mediocampo. El prometedor Kevin De Bruyne (20 años) ha tenido una aparición precoz y aún necesita foguearse para demostrar todo lo que puede hacer. Dries Mertens (25 años) adquiriendo importancia e influencia en su club parece que empieza a contar más en la selección nacional. El fantástico estado de forma de Mousa Dembelé (25 años) y Marouane Fellaini (24 años) hace que el nivel de calidad en los tres cuartos de campo sea considerable. Fellaini ha experimentado una mejoría notable que le ha transformado en un todocampista, consistencia atrás y mucha llegada, ocupando una gran parcela del campo. Y por supuesto, Eden Hazard (21 años) jugador que está llamado a ser el líder de Bélgica y uno de los mejores jugadores del continente. Hazard no parece tener miedo a nada, derrocha talento y comienza a ser diferencial.
En la delantera los belgas no andan faltos de perlas. A pesar de que las mayores esperanzas anduvieran  puestas en Romelu Lukaku (19 años) y Jelle Vossen (22 años) estos no están en su mejor momento. Hay cualidades en ellos para ser optimistas. La arrancada, potencia y presencia de Lukaku, y el olfato, desmarque y remate de Vossen.
Son, sin embargo, Kevin Mirallas (25 años) y Christian Benteke (21 años) los jugadores que mejor suerte tienen de cara a puerta y más decisivos en los últimos metros.

Se puede apreciar que el bloque duro del equipo y sus mayores talentos no pasan de 26 años. Tienen mucho recorrido aún y margen de mejora suficiente para ilusionar.
Esta hornada de jugadores está ante la oportunidad de devolverle a Bélgica su rol de potencia europea que fue en su momento.
Wilmots ya ha conseguido implantar su sello en el equipo, darle más vitalidad a su juego y llevarle por el buen camino. El objetivo a corto plazo es clasificar a Bélgica para el mundial de Brasil de 2014. Por el momento tiene 10 puntos en cuatro partidos jugados, ha marcado 8 goles y recibido sólo 1, y es líder de un grupo complicado con Serbia y Croacia como grandes rivales.
Este equipo ha estado inmerso en una transición y relevo generacional que parecía eterno. Parece que esto ya ha acabado. El equipo está empezando a formarse y a madurar. Los jugadores están elegidos. En dos años se pueden producir ya esos automatismos y superioridades, pero Marc Wilmots ha reconocido que, si puede y se lo permiten, este equipo estará hecho definitivamente para la Eurocopa 2016.
Por ahora parece que la tortilla va bien, no se ha pegado a la sartén y tiene los indicios de que saldrá jugosa.