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lunes, 5 de abril de 2010

El chico de Brest y la perseverancia


Quizá Gonzalo Higuaín sea uno de los delanteros más testarudos que haya visto nunca.
Se trata de un jugador que derrocha personalidad a raudales y que su valor, entrega, fuerza, garra y brega le hacen valedor de una virtud que muy pocos delanteros tienen, la persistencia en su empeño por dar caza a lo que al fin y al cabo es su esencia, el gol.

Todas estas cualidades que he nombrado convierten a Gonzalo en un Jugador Real Madrid, y digo esto porque a pesar que de que no es un jugador salido de La Fábrica, más de uno le asociaría a ésta con los ojos cerrados.
Higuaín es del corte de futbolista que se crece ante las adversidades, siempre que cae recobra fuerzas para levantarse, no hay barrera suficiente que se le ponga ya que constantemente acaba sobrepasándola. Por muchas críticas y ataques que se le lancen, el argentino termina respondiendo de la mejor manera que conoce, haciendo tantos.
Un dato ya conocido por todos ha hecho que el “Pipita” entre en la historia del club de Concha Espina como el delantero con mejor promedio goleador, anotar un gol cada 69 minutos se trata de una cifra bárbara, veremos si Higuaín mantiene este promedio hasta final de temporada.
A pesar de todo esto, el madridista con 22 años lleva números de leyenda blanca, de jugador que marcará una época en la Casa Blanca. Es un futbolista de casta, creado y amamantado en el río de La Plata pero hecho y amoldado en la Castellana.

Y es que, Gonzalo Higuaín llegó al Real Madrid como delantero de entreguerras y se ha convertido en insignia de la plantilla. Desde el primer momento se empapó del sentimiento madridista, aprendió lo que significaba el club y la institución, y más tarde la camiseta y el escudo. Tal fue el calado y el asombro en él que ya de unos años a esta parte lo defiende como suyo propio con orgullo y honor. Llegó, por un instante, a no ver el fútbol más allá del Real Madrid, hasta que Maradona llamó a su puerta y que como a cualquier otro argentino, se le hizo la boca agua al oír hablar de la albiceleste.

Su compromiso con el club hace que se le estime con un futbolista para años, un futuro capitán. Contagia a la grada merengue del sentimiento, rabia contenida y energía que despide en cada celebración de un gol suyo, como si de una explosión visceral se tratara. Como un jugador de la vieja usanza el Pipa muestra madridismo en cada gesto que hace. La afición blanca tiene puesta gran parte de sus esperanzas de futuro en este jugador al que tanto admiro. Se le podrá tachar de muchas cosas, no es perfecto, pero nunca de cobarde o rendido. Testarudo es, y mucho. ¡Qué grande eres Gonzalo Higuaín!